Disfunciones de suelo pélvico
Suelo pélvico femenino
La mujer sufre 4 cambios hormonales en su vida muy importantes y en los cuales su suelo pélvico puede verse afectado: niñez, pubertad, embarazo y menopausia.
Niñez:
En la infancia puede haber problemas de incontinencia urinaria y fecal (eneuresis y encopresis) que en la mayoría de los casos desaparecen con los años pero es un factor de riesgo que en el futuro que, si no se educa, puede volver a aparecer.
Pubertad:
Con la llegada de la pubertad comienzan los cambios físicos y hormonales. El vaginismo, las infecciones de orina o los pequeños episodios de incontinencia urinaria son más frecuentes de lo que pensamos, por ello es importante acudir a su ginecólogo y a un fisioterapeuta especializado.
Embarazo y posparto:
A mediados del 2º trimestre y 3º trimestre los episodios de incontinencia urinaria son frecuentes por la alta carga hormonal. Si la mujer ya tenía pequeñas pérdidas antes del embarazo, la preparación física al parto es fundamental para que esa incontinencia no continúe después del parto.
Los prolapsos pélvicos también son otro de los problemas que pueden aparecer en el posparto por distintos factores: suelo pélvico débil, parto instrumentalizado, peso o altura del bebé elevado, etc.
Menopausia:
Cuando la mujer llega a la menopausia su nivel hormonal disminuye de manera importante y con ello llegan problemas de suelo pélvico como incontinencia urinaria, sequedad vaginal, infecciones de orina con frecuencia, entre otras.
Por ello un buen seguimiento ginecológico y un tratamiento de suelo pélvico adaptado disminuye de manera notable esos problemas y, con ello, una mejora de la calidad de vida.
Suelo pélvico masculino
Hasta hace poco la palabra ‘’suelo pélvico’’ iba ligada automáticamente a la mujer y, por ello, para el hombre tener problemas de suelo pélvico era un estigma social.
Tanto la mujer como el hombre tienen suelo pélvico, aunque distintos.
En la infancia puede haber problemas de incontinencia urinaria y fecal (eneuresis y encopresis) que en la mayoría de los casos desaparecen con los años pero es un factor de riesgo que en el futuro que, si no se educa, puede volver a aparecer.
Malos hábitos a la hora de ir al baño (esperar demasiado o ir muchas veces sin tener ganas).
Malos hábitos alimenticios, tabaco y alcohol.
Infecciones genitales y enfermedades de transmisión sexual.
A partir de los 55 años el aumento de la próstata puede generar incontinencia urinaria y disfunción sexual.
Un buen seguimiento urológico y fisioterapéutico mejoran la calidad de vida.